Tener hambre, tener sueño y tener sed son
las cosas que siempre me fastidian (y donde dice fastidiar dice torturar, y
donde dice torturar dice atormentar). Esto no es un orden de prioridades pero es
el orden de aparición por lo general. Es extraño que por más que
"sacie" estos impulsos/necesidades, siempre aparecen de nuevo. Y a
veces en muy poco tiempo.
Zzzzzzzzzzzzzzz, tipico de mis mañanas en la universidad. |
Dormir o tener sueño es el que menos puedo explicar, creo que tiene que ver más
con el hecho que me gusta estar sin hacer nada, procrastinando todo el día y
nutriendo mi cerebro con información relevante... A veces. También creo que se
debe a mi incomodidad sempiterna la que me lleva a siempre estar buscando
nuevos lugares donde sentarme-acostarme y cambiando de posición a cada rato ya
que mi espalda es muy fastidiosa y decide que es hora de que me duela. Por eso tú
me veras dando vueltas en la cama o contorsionándome en el sofá o en una silla.
Ahora mismo mientras escribo esto estoy sentado esperando a alguien y el sueño
uff ataca demasiado fuerte aunque en el día no he hecho nada que justifique la
necesidad de dormir. (Son las 16:54 ahora mismo y empecé a escribir esto al
mediodía)
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Si que si, el calor que siempre reina en mi universidad unido a las clases tan animadas que nos dan se degenera en un sueño mortal. (Es el arbol que esta en la rotonda de la Humboldt) |
Lo del hambre permanente no es tanto así, creo que el impulso interno que tengo
es el de crear comidas, de cocinar, de disfrutar del proceso de cocinar y
después comérmelo. Es algo placentero y sumamente gratificante, ya que a partir
de los mismos ingredientes que por lo general hay en mi casa y que crean las
mismas comidas que he probado desde pequeño, yo puedo crear nuevas cosas, puedo
sorprenderlos y ver sus caras de envidia al ver lo que se puede lograr
mezclando y creando cosas nuevas a partir de ingredientes antiguos.
Cocinar, hablando de cocinar... Este bro (Jamie Oliver) es uno de los mejores chef/cocineros que conozco ever. Siempre sale en Fox Life en un par de programas que el tiene (Espacio Publicitario) |
Cocinar para mí es relajante, es una de las pocas actividades de
"esfuerzo" que realizo sin ninguna queja y sin rechistar. Claro que
cuando me mandan a cocinar para todos en la casa no lo hago de la misma manera
que cuando cocino para mí mismo. Entrar en un proceso creativo de manera
obligada es algo que nunca termina perfecto. Es algo que no nace de mí y por
eso no se puede volcar los deseos de cocinar por completo, pero igual después
de unos momentos la danza de la cocina me atrapa y me ves dando vueltas y
recogiendo diferentes ingredientes y agregando un par de especias aquí y una
pizca de sal allá. Y de esa forma vuelvo cosas simples en cosas más especiales
que sorprenden con un sabor escondido.
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Jugo de patilla, refrescante con solo mirarlo. |
El tercer y último afán diario mío es el de matar una sed ancestral, una sed
inacabable y que solo es calmada por momentos. La explicación que da mi mama es
que he heredado la sed de mi papa, que es básicamente una muletilla de mi
progenitor de decir que tiene sed siempre y exigir un jugo de algo, un zumo de algo,
o una Coca-Cola a cada rato aunque el en verdad no tenga sed alguna. Yo
interprete eso en mi mente infante y ahora yo SI tengo una sed permanente. Y
claro al igual que mi papa, no quiero agua, sino que quiero algo que contenga
un sabor. O azúcar como dice mi mama.
Quizás sea por lo difícil que es comprar frutas ahora en Venezuela o que nunca se han conseguido una gran variedad de frutas aquí, yo nunca me he interesado por inventar con los sabores de las frutas, a diferencia de mi papa que se la pasa mezclando frutas random y creando jugos de los más raros, al menos para mí.
Quizás sea por lo difícil que es comprar frutas ahora en Venezuela o que nunca se han conseguido una gran variedad de frutas aquí, yo nunca me he interesado por inventar con los sabores de las frutas, a diferencia de mi papa que se la pasa mezclando frutas random y creando jugos de los más raros, al menos para mí.
Naranjas amarillas, aqui todas son verdes/amarillas. |
Mezclar un batido de avena con zumo de naranja o de limón, que a primera vista puede parecer incompatible es en realidad muy refrescante y de inesperado sabor. Lo mismo sucede con la unión de papaya-lechosa con la piña, hay que buscar que no se espese y resulta en un sabor tropical y bien refrescante.
La avena es tannn rica ;) |
Así es mi vida diaria, torturado por estos
tres y siempre luchando para no hacerles caso, me acuerda a cierta teoría de
Freud, el ello y el súper yo. Bueno ya lo saben…
P.S.: Ahora mismo empecé a cocinar un
risotto con vegetales salteados... Queréis?